Por Maritza Ruiz Abad
Comunicadora/Relacionista Público
Hace apenas unas semanas, escuchábamos las declaraciones vertidas por el presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED), Celso Marranzini, quien, sin ningún tipo de anestesia, le pidió al pueblo dominicano paciencia ante las eventuales interrupciones del servicio eléctrico en el país.
El funcionario, además de apelar a la calma de la gente, también mostró la triste y enferma radiografía del sistema eléctrico actual, caracterizada por pérdidas incuantificables, ineficiencia, mala gestión y un largo etcétera de problemas que, al parecer, solo las prodigiosas, salvadoras, redentoras y milagrosas manos del sector privado podrían solucionar.
Es que no se puede pedir paciencia sobre paciencia. No se puede requerir a un pueblo que votó por transformaciones integrales que tenga más calma. Son años esperando soluciones viales, seguridad ciudadana, salud, cumplimiento de las leyes migratorias, un alto a la destrucción de nuestros recursos naturales, una seguridad social que realmente sirva más a la gente que a los poderosos que se enriquecen sin pudor; que funcionen los servicios básicos que, por cierto, pagamos muy caros y al final, toca cubrirlos con parches temporales y gravosos.
Cómo pedirle paciencia a una familia cuyo presupuesto se fue en útiles escolares; a un padre que tiene inversor porque no hay luz, tinaco y cisternas por falta de agua; al que tiene deudas de un vehículo que adquirió a causa de un transporte público deficiente e inseguro. Con qué cara le pedimos paciencia a quien tiene que pagar un seguro privado debido a que los hospitales carecen de todo, y lo poco que hay, está destinado al servicio de otras etnias. Qué paciencia se le puede pedir a una madre que no encuentra cupo en la escuela de su sector mientras se prioriza a otras nacionalidades que han invadido los pupitres, consumen como polillas los recursos que salen del bolsillo de cada dominicano.
No nos pidan más, no queremos ceder más. Solo queremos soluciones. Paciencia, de esa ya hemos tenido suficiente…