Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
-Quiero hablar con usted-, me dijo un psicólogo. Inmediatamente lo invité a la oficina que me sirve como espacio de trabajo y allí hablamos.
¿Es posible afectar la formación de sustancias químicas con la mente?, me preguntó.
Inicialmente y desde un punto de vista químico la respuesta parece que es negativa. Sin embargo, esta pregunta tiene un aspecto filosófico y en el contexto del interés del psicólogo hay que decir que sí. Que es posible provocar conscientemente que en el cuerpo se produzcan sustancias químicas específicas que pueden afectar otras especies químicas causantes de enfermedades físicas y mentales.
La meditación posterior a la conversación ha motivado que más adelante se señalen ideas que tocan lo teológico y lo filosófico.
La conversación se originó porque el psicólogo había visto un video donde una mujer daba testimonio de que había detenido su proceso de ceguera degenerativa a través del cambio de sus creencias.
Desde un punto de vista psicológico, la actitud y las emociones están estrechamente relacionadas con las creencias que tiene una persona. Esto significa que la postura y el ánimo con que se enfrentan los problemas de la vida, así como la alteración de ese mismo ánimo están asociados a las creencias que tiene una persona.
Recuérdese que el estado de ánimo y las emociones originan en el cuerpo sustancias químicas beneficiosas o dañinas para la salud.
Las endorfinas se conocen como las hormonas de la felicidad. Estas sustancias se liberan en el cerebro cuando se llevan a cabo actividades placenteras y ayudan a reducir el dolor, mejorar el estado de ánimo y proporcionan un bienestar general.
Diferente al cortisol, que es una hormona que se libera como respuesta al estrés y, aunque es útil en algunos procesos terapéuticos, se ha asociado con el debilitamiento del sistema inmunológico, aumento de peso, problemas digestivos y enfermedades del corazón.
En pocas palabras, como las creencias influyen en la actitud y las emociones, y éstas a su vez originan la producción de determinadas sustancias químicas en el cerebro, se puede decir que cambiando nuestras creencias podremos orientar la producción del tipo de sustancias químicas que se produce en el cerebro.
La idea central de este texto puede ser ampliada con enfoques teológicos y filosóficos. En todos los casos se está tratando de establecer una relación de influencia de lo no material sobre lo material. Como cuando en la biblia se dijo “Y el verbo se hizo carne…”.
Sin ninguna duda, lo que aquí se trata de establecer es mucho más simple de entender y resolver que el problema supremo de la filosofía, ¿Cuál fue primero la conciencia (idea, espíritu) o la materia (el hombre junto a toda la naturaleza)? En otras palabras, ¿existiría la realidad sin la existencia de la conciencia humana, del ser humano?
En síntesis, este texto se suma a la idea de que es posible establecer terapias curativas de enfermedades físicas a través de las sustancias químicas que se pueden producir en el cuerpo como consecuencia del cambio en las creencias de una persona.
