MTRO. SALVADOR RAMOS
El día del Maestro, es la fecha más grande de aquellos educadores que estamos comprometidos con la movilidad social del ser humano, es un día de compromiso, de redoblar el interés, de trasformar la educación dominicana y ponerla al servicio de jóvenes dominicanos, levantándole el ánimo y el deseo del amor al estudio y a la investigación, para que despierten la curiosidad por tener un mundo mejor.
La enseñanza a la educación, es un acto de amor, de entrega, de paciencia y sobre todo de dedicación, por eso tengo más de 45 años dedicado a la educación y cada día me siento más comprometido con este tipo de labor, solo en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) tengo más de 37 años de vida académica activa.
Esta vocación de docente me permitió crear un colegio en el sector Cristo Rey, para formar jóvenes profesionales que le sirvan al país, muchos de ellos hoy son grandes profesionales, destacados en diferentes áreas del saber de las ciencias, las tecnologías y la investigación.
Siempre he creído que el cambio de la sociedad comienza en la educación, por eso me he dedicado por mucho tiempo a ella, y continuare en esta labor, porque he comprobado que nací con esta vocación de servirle a mi país, en la formación y educación de seres humanos.
Recuerdo que cuando entre a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, a impartir docencia, en la década de los 80, ya impartía docencia en otras universidades, como también había creado un colegio de bachillerato en el sector de Cristo Rey, y para sorpresa nuestra la mayoría de esos jóvenes de mi colegio, del bachillerato muchos de ellos nos volvimos a ver en la UASD, o en otras Universidades donde yo impartía docencia.
Me siento orgulloso de oír a grandes profesionales decirme, profesor usted me enseño a ser perseverante y a luchar para alcanzar nuestros sueños y me consideran como un gran amigo, por los consejos de bien que recibieron de mí. Por eso digo mi vocación a la docencia no tiene divorcio.
